La actividad inicial de la unidad de esta
quinta semana girará en torno a la reflexión sobre el aprendizaje basado en
proyectos que se lleva a cabo en mi centro, un centro público plurilingüe de
secundaria de la provincia de Granada.
Me atrevería a decir que existe un entorno
favorable para el ABP dado que son muchos los compañeros que trabajan con esta
metodología. De hecho, a lo largo del curso académico pasado un buen porcentaje
del claustro participó en la formación en centros propuesta: el uso de la
metodología AICLE y EDMODO como pilares fundamentales del plurilingüismo. Esta
formación incluía un par de sesiones al ABP e incluso se llegaron a formalizar
un par de proyectos interdisciplinares. No obstante, nunca se llevaron a cabo
con los alumnos, lo que me lleva a la crítica constructiva del problema que voy
a plantearles.
En mi centro hay muy buenas intenciones, como
en casi todos los contextos, pero cojea en lo que se refiere al trabajo interdisciplinar
que el ABP supone. Cuando acaba el curso académico adolecemos de la falta de
tiempo, de la falta de horario y de coordinación entre el profesorado interesado,
pero al curso siguiente tropezamos con la misma piedra y caemos en la misma
tesitura: nuestros horarios no incluyen reuniones de coordinación plurilingüe y
sin ellas es difícil encontrar el momento para la organización. Existe el
currículo integrado de las lenguas, lo que podría ser una excusa excelente para
trabajar por proyectos entre las diferentes asignaturas lingüísticas, por
ejemplo, pero dicho currículo, bajo mi punto de vista, no es sino un punto más
para el individualismo imperante del mi centro: cada cual que se dedique a sus
asignatura aunque dupliquemos contenidos al alumnado en diferentes lenguas.
Las conclusiones son un poco ambivalentes. Por
un lado, hay buenas intenciones y, de hecho, doy fe de que son muchos los
compañeros que trabajan por proyectos en su asignatura (se crean periódicos,
sistemas solares, mercadillos solidarios, mini empresas); por otro lado, la socialización rica
es fundamental para un buen proyecto, lo que a su vez implica el tratamiento de
ciertos temas transversales y la interdisciplinariedad propia de cualquier
proyecto. En este sentido, mi centro necesitaría un planteamiento completamente
diferente: no solo cuenta la intención en este caso. En primer lugar, habría que revalorar la importancia del papel de la
comunidad en el proceso de aprendizaje de nuestro alumnado, de modo que el
diseño, gestión y difusión de un proyecto adquiriera la perspectiva de centro y
no la perspectiva que desde una simple materia se puede tener. Cada una de
estas fases tendría su propia estructura de desarrollo vinculada además a diferentes
propuestas de investigación que ayudarían a mejorar tanto nuestra labor
profesional como el propio aprendizaje de nuestro alumnado.
Taken from https://www.importancia.org/wp-content/uploads/Comunidades.jpg |
No comments:
Post a Comment